jueves, 26 de noviembre de 2009

Vanos recuerdos y aun mas pueriles sucesos


El haber amado es otro verbo conjugado... Inutil en todos sus tiempos.

Sacado de un Baul bastante humedo y demasiado vacio:


Mi melodía son tus manos.



No se como no pensar en ti. Nunca he sabido bien como no pensar. Y estas palabras tontas que se cuelan en mis dedos no hacen más que reclamarme que no sepa que hacer porque en tus risas he cosido mis pesares, porque en secreto mi aliento ha suplicado sanar tus cicatrices y no hago más que tomar tus manos, apoyar en tus talones mis pies y dejarme abrazar de tu perfume el mismo que dejo en mi ropa, y visto cuando no estas, en esos momentos, que se han convertido en todas mis noches, cuando tu figura se pinta a mis espaldas y no me deja ir… Y no se que hacer ahora sabes? Si en mis páginas tintas veo tus dedos y ese ardor del que huyo se ha hecho inquilino permanente de mi pecho y es quien ahora con ironía besa tu cuello.

Tus silencios y mi molestosa reincidencia en las palabras; mis reclamos, tus suplicas a mi quietud, tus parpados y mi mirada. Tus boberías y mis bobos intentos de que no te olvides… que no estas solo, mi necio empeño y tú... dejándome ganar. Mis peleas con tu calma. Y mi manía de besar tus ansias. Innumerables aprietos y nuestro altruismo.

Que en un grito intente acallar esas palabras que intuí algún día saldrían de tu boca, y la mía que juro no ensayarlas más. Que el dolor me duele mas cuando es tuyo y que te toco como poca ventura cargar mis ausencias.

Tú sosiego que nos apunta un destino.
Y mi voluntad que no resiste, no poder.

Mi reino por un beso.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Ironicamente Absurdo


La cuchara se desliza pecaminosamente por los bordes de un pastel de crema con un chocolate tan oscuro como las promesas de aquel domingo por la tarde.

El libro se abria ante un capítulo nuevo y a pie de página caían migajas negras y su necesidad de adentrarse en aquella historia; para huir de sus propios pensamientos. Porque ser una lectora fiel y empedernida era solo eso en verdad, llorar y rabiar por algo que no era suyo que no podía debilitarla y que le otorgaba un escondite ante el mundo y lo propio.

Otra cucharada, otra página... Por momentos olvida donde se encuentra, esa habilidad para desconectarse con la que había nacido le había costado bastante. Alguien irrumpe en la estancia y la hace despertar. Mira a su alrededor y examina aquella pastelería. Un biscocho de dimensiones colozales y colores indigeribles se posa a su lado. Camuflage. Hasta la simpleza de un postre se había convertido en una farsa conocida.

Que demonios estaba pasando con el mundo?! Porque se iba quedado cada vez mas sola? Inclina su rostro nueva vez y se sumerge en una narrativa mucho mas cálida y real que los celajes vanos y distraidos que pasaban a su lado. Había aprendido mucho de mentiras y verdades a medias durante aquellos meses. Había sido cómplice, víctima y villana de una historia que arraso con todo a su paso. Y que la dejo mas sola que cuando nisiquiera se hallaba en busca de compañía alguna.

Agua. Para aclarar el paladar y enjuagar los pensamientos. Para apaciguar el ardor que había alquilado su pecho, tomo un trago largo tras otro, mientas Chet Baker llenaba sus oídos de un Jazz suave y apacible. Mientras el postre luchaba en vano por calmar el amargo de su boca y las letras despojaban los recuerdos de una memoria resbaladiza pero infalible. Mientras no entendia, porque el Pastel engañaba a los invitados; porque él la habia engañado a ella.

Como el Art Deco habia transformado un arbol de navidad en alambres blancos y frios, de esa misma forma lo vivido iba convirtiendo su alma en tendederos helados y puntiagudos. Se cerraria cada dia mas en tomos y tomos de historias nunca antes contadas, derramaria tinta por amores pasados, por heridas aun abiertas, teñiria de negro y azul miles de paginas, en tercera persona por supuesto, para excluirse de su verdad, para divorciarse de su historia: aquel cuento mal narrado. Derramaria tinta pero nunca làgrimas.