viernes, 25 de diciembre de 2009

Para comerse con los Dedos, mientras dure.

Dicen que llega un tiempo en el que inevitablemente logro cansarme de algo, de todo, de cualquier cosa; mientras otra gota de agua se desliza por el cristal. Rememorando- a sabiendas de que la nostalgia es para mi, el sentimiento mas odioso- hay una pasión de la que nunca hablo, mi más vieja y preciada pasión. La úniica sensacion de mi niñez que recuerdo vividamente –además de mi complejo de Blancanieves con los animales, motivado por Disney y destruido por “Vida Salvaje” de Animal Planet-. Las carreteras, bueno no la construcción de asfalto en sí, me refiero al camino, a la soledad y la benevolencia de los maizales, las casas de madera, las siluetas que nunca logro divisar. Esa magia con la que voy de un escenario a otro sin quedarme en ninguno; el deleite de poder pasar por allí; en ese preciso instante, cuando el viento soplaba justo de ese lado y los rieles del tren cortaban la carretera en ese preciso ángulo, cuando podía perder la mirada en ese exacto pedazo de cielo. Y no necesitaba ni lápiz ni papel para imaginar nada en absoluto porque todo se encontraba allí; como un cuento inviolable, inédito y majestuoso. Ella- quien me conoce como nadie-dice que no tengo la mas minima idea de lo que quiero, pero si de lo que No. Mientras otro mechón de pelo pasa de las tijeras al suelo. Hablando de recuerdos y visitas. Hace poco tuve una tarde con una de las más distinguidas sopranos de mi país, donde bajo un pomposo sombrero de paja se dedico a mostrarme cada árbol en flor de su jardín, a detallarme sus origenes y finalmente y con especial orgullo, a entregarme el Ylang Ylang, ingrediente clave de los perfumes de Oscar de la Renta, mientras yo intentaba no perderme entre decenas de nombres de plantas que ya no alcanzo a recordar –A excepción de “La puta” y “La dama” que se hallaban curiosamente plantadas la una frente a la otra.- Entonces, ante esta mujer talentosa y apasionada me comence a preguntar ¿Que hay de aquellos que son lanzados al mundo sin mayor gracia ni ventura que un chance con la suerte? Digo, ¿Que hay de nosotros? Los que no llevamos grandes dotes, ni marcados talentos. Quienes no fuimos niños prodigios, ni suficientemente realistas o soñadores, quienes no tenemos una historia enternecedora que nos respalde, la voz de un ángel o el pincel de un Picasso… ¿Por que no pudimos todos traer con nosotros un talento? Eso hubiese facilitado un poco mas las cosas. Tengo la firme conviccion de que todos vinimos a este mundo a cumplir una tarea muy especiica, pero a algunos se nos acaba la vida intentando decifrar cual se supone que sea... Sigue siendo injusto que algunos sí y otros no. Digo yo. Mientras el Ylang Ylang se marchita en mis manos. ¿A donde voy a llegar dando tantos tumbos? Puede que a ningún lado, y que ese sea mi rumbo y la explicación a mi amor por los caminos. ¿Con quien o donde echare raíces? Si me canso así como nada y como nadie. Puede que en tantos lugares que ni yo misma al final de mis tiempos pueda nombrarlos, sino es que ya he llegado a llenar paginas sobre ellos. Una de las grandes razones que me respalda, dice que no me canso del lugar o la persona, sino de intentar hacer que funcione, porque así como puede que no haya nacido con el aroma del Ylang Ylang ni el talento de una soprano; tampoco nací con la inmolable resignacion, que acostumbrarse a ser infeliz, requiere. Mientras otro adiós se escapa de mi boca. Y finalmente, sonrio.