miércoles, 29 de abril de 2009

Por un nuevo epitafio.

Archill Island, Irlanda
Photograph by William Manning


Por mucho que rechace transcribir, por mucho que me niegue a aceptar; muchas veces a creer e inclusive a sentir, no puedo resistirme, no ahora cuando al fin desde mi pequeña colina oteo la verdad, no ahora cuando el miedo ha dejado de eclipsarlo todo.

Es el primer libro que agarre después de tomar la decisión, comprado en una feria y en lo que otra temporada de mi vida hubiese llamado coincidencia, hoy le llamo magia.

De esto es lo que hablo:

Tomado del diario de Jude.


Vine corriendo aquí, y aquí me siento de alguna forma mas autentica, sin duda, mas como en casa de lo que jamás llegue a sentirme. Desde luego, me siento mas en casa que como me sentía en el aula. OH, Dios mío, Dios mío, odiaba la clase.

¿Por qué no podía admitirlo, simplemente decirlo en voz alta?
No quiero hacer esto, no quiero ser esto. Quiero otra cosa. Casi cualquier cosa serviría. Como llegue a convertirme en semejante cobarde, y lo que es aun peor, tan lamentablemente aburrida? ¿Por qué, incluso ahora que no tengo que rendirle cuentas a nadie mas que a mi misma, pongo en duda este proyecto que tanto me satisface? ¿Es que no puedo aunque sea en este momento, permitirme algo sin un propósito o meta sólida, garantizada y practica? Si es una terapia, ya va siendo hora de que la deje funcionar. No me hace ningún daño.

De hecho, creo, espero, me esta haciendo algo de bien. Me siento atraída hacia la escritura. Es un término extraño para emplear, pero encaja. Escribir, me atrae, su misterio, la forma en que las palabras encajan juntas en un pagina, para formar una imagen o una observación, o solo para que estén ahí sonando.
Ver mis propias palabras en la página es emocionante. Se produce una especie de vanidad maravillosa al leerlas, sabiendo que son mías. Parte de eso me aterroriza por ser tan increíblemente emocionante.

Durante mucho tiempo en mi vida, me he alejado, me he echado hacia atrás, me he ocultado de todo lo que me asustaba. Incluso cuando era intrigante.
Y en el fondo de todo siento un profundo y casi extinguido deleite en lo fantástico. Como y por quien fue casi extinguido no es relevante ahora. No ahora que veo que aun existe la chispa en mi interior. La suficiente chispa como para hacerme escribir, al menos en secreto, como para creer en las leyendas, los mitos las hadas y los fantasmas. Que hay de malo en ello, no puede hacerme daño…”No puede hacer daño”.


Joyas del Sol
Trilogía Irlanda I
Nora Roberts


Connemara (Co. Galway), Irlanda

En honor a la verdad no queda lugar para interpretación alguna, o para duda alguna. No Cuando el universo se conjuga, por una ves, con el objeto de pintar frente a mi un paisaje tácito, virgen y finalmente; mío.

sábado, 25 de abril de 2009

Biografía de una soñadora. 1ra Parte.



Queremos ser parte de un plan divino, nuestra desesperación ha diseñado un destino que nos construye un camino, mientras que el saber que no existe tal cosa, ha borrado nuestra memoria, para que nunca conozcamos quien nació de quien. Y vivamos eternamente negando y temiendo la existencia o la carencia de algo superior, de algo más que nuestra huella tras nuestros propios pasos.

(continuaba, pero la verdad escrita es la mas terrible de todas)

domingo, 19 de abril de 2009

Para tu bala mi pecho



Procurare no manchar tus paredes y ser tan solo, un secreto que llevas...

Quiero regresar a la época donde no existían sentimientos que embriagar ni dolores que sucumbir en el filo de un cuchillo. Aquel tiempo en que la tentación era solo un susurro en las oraciones de mi madre y la culpa mi puño cerrado un domingo en la mañana.

Escucho el clic de la cerradura desatarse a sus espaldas y pausar sus cavilaciones. Podía sentir su perfume a cualquier distancia, era ella. Esbozo una sonrisa y se dio la vuelta. Entonces, con el pelo aun alborotado por el movimiento rápido y alegre ve materializarse el mas grande de sus temores, a mano del mayor de sus pecados.

El impacto metálico en su piel fue tal y como lo imaginaba, frío y feroz, como un mal recuerdo. La onda supo empujarla con delicadeza teatral y la gravedad tirarla con elegancia al piso. No sabia si la agonía la hacia alucinar o le agudizaba los sentidos, pero por dios que podía saborear la pólvora y sentir la caricia del humo de su revolver, como tiempo atrás había sentido las yemas de sus dedos sobre la piel ahora gris e inerte.

Por voluntad logró elevar los parpados y ver su silueta, siempre tan exacta. Bella y oscura, así le llamaba los miércoles en las noches, susurraba eso y miles de promesas que solo evoca quien no tiene mas que ofrecer. Quería abandonarlo todo, ese esposo que conocía mas la bolsa de valores que su cuerpo y esa familia que nunca hizo mas que exigir lo mejor de su cosecha.

Y ella, bella y oscura, seria el saca corchos, el colmo de los males, la jubilación de lo correcto; una delicia. En cambio allí estaba, la conjugación de todos sus males dándole la espalda y lista para ocultar su cuerpo muerto. Justo eso había declarado a su esposo antes de tomar la maleta y abandonarle: Que había conocido a alguien que con su sola presencia podía acallar los latidos de su corazón. Que ironía.

Quería regresar al tiempo donde aun veía escapatoria, donde la detonación de un arma era un chorro de agua tibia en el verano, el amor el beso dulce y la muerte un pariente lejano.

Para mi corazón, tu pecho.