martes, 16 de marzo de 2010
Prometeme: tormentos, arte y malos ratos
“Edith Sedgwick: ¿Que tengo que hacer para estar en una de tus películas?
-Andy: Ser tu misma
-Edith: Muy bien, cual de ellas?”
Mis dedos digitan los precios del petróleo, cifras de 6 a 8 números que repito al cambiar de ventana y suelto en el papel; alguien susurra la palabra “favor” a mi lado y yo levanto el auricular y complazco todo sin distraer la mirada. Respondo un correo y se que huelo a stress y problemas mientras ese lado mío, al que siempre le toca esperar, construye, a solas y en silencio el atisbo de una metáfora. Que se esfuma ante el chirrido de una puerta vieja que se abre y se abre…
“Hay cosas que mueren ante una explicación y otras que simplemente, no la necesitan. Esta, esta es ambas”- Le digo envuelta en una suplica por satisfacción.
Pero nadie entiende, muere el sol a la misma hora día a día y nadie entiende porque el trozo de una canción anda suelta en mi cabeza y de como yo solo quiero mas, sin conocer nunca con exactitud la naturaleza de mis deseos; sin lugar para preguntas; ni para nada mas que la interpretación fácil y la sorpresa correcta.
Nada de ausencias y mucho menos excesos, aqui solo aceptamos... Cantidades justas.
Esa promesa y yo juro no dejar nunca de no ser la misma.
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